Miedo al dentista y cómo superarlo
El miedo al dentista puede deberse a diversos factores, por ejemplo una experiencia previa que por alguna razón es vista como un acontecimiento traumático, o puede ser el resultado de una actitud aprendida a través de nuestros familiares.
Este se caracteriza por un aumento del ritmo cardíaco, sudoración, respiración agitada, ansiedad, etc.
Características del miedo al dentista
Este se caracteriza por un aumento del ritmo cardíaco, sudoración, respiración agitada, ansiedad, etc., los cuales pueden desencadenarse justo al llegar a la consulta cuando ni siquiera el odontólogo ha empezado la revisión, es decir, hay una preocupación excesiva por parte del paciente.
A continuación te ofrecemos una serie de consejos que te pueden ayudar a reducir y controlar el miedo y la preocupación al acudir al dentista, y en el mejor de los casos lograr que lo superes.
Acude a un dentista en el que confíes
Lo ideal es que acudas a un profesional que te inspire confianza y con el cual te sientas seguro. Que sea alguien que esté capacitado para realizar correctamente el tratamiento que requieres, con la mejor preparación académica y los equipos necesarios.
Además, procura que sea un profesional que se preocupe por el bienestar de sus pacientes y ofrezca una atención humana y de calidad, esto último es sumamente importante en el caso de los niños ya que antes del tratamiento el odontólogo debe adaptarlos a la consulta.
Comunica tus miedos
Para establecer una comunicación efectiva con tu dentista es esencial que le informes sobre tu miedo antes del inicio del tratamiento, de esta manera podrá determinar la forma más adecuada de ejecutar el plan de tratamiento.
Así mismo, una buena idea es establecer entre ambos una señal (como levantar la mano) que sirva de guía para saber cuándo necesitas tomarte una pausa para respirar y descansar. También, es una manera de evitar movimientos inesperados de tu parte que puedan resultar peligrosos si el dentista está manipulando instrumental o la pieza de mano.
Procura distraerte
A algunas personas les es útil escuchar música mientras el dentista trabaja ya que así evitan oír el ruido de los instrumentos. Aunque se recomienda que sea música clásica ya que esta induce a la relajación la verdad es que puede ser efectivo cualquier otro estilo siempre y cuando te genere un estado de calma y buen ánimo.
Otra opción es enfocar el pensamiento hacia escenarios tranquilos y agradables, lo que permite desviar la atención del procedimiento que están realizando. También, utilizar objetos diseñados para reducir la preocupación y ansiedad como lo es la pelota antiestrés.
Terapias alternativas
Antes de sentarte en la silla de trabajo puedes practicar ejercicios de respiración que te permitan liberar la tensión mental y muscular. Para esto inhala profundamente para favorecer la llegada de oxígeno al cerebro y luego exhala lentamente.
Igualmente puedes probar con aceites esenciales indicados para controlar el estrés e inducir la relajación, como es el de lavanda. Basta con verter un par de gotas en un pañuelo y respirar profundamente.
Sedación consciente
Podría afirmarse que este recurso es más complejo que los anteriores pero a la par es una alternativa altamente efectiva. El óxido nitroso es uno de los gases empleados en la sedación consciente, el cual se inhala a través de una mascarilla.
Aunque esta alternativa se considera segura y los efectos desaparecen una vez se deja de administrar el gas, también se deben tener en cuenta ciertos parámetros de salud para verificar que el paciente es apto para ser sometido a este procedimiento.
Es importante mencionar que la sedación solo puede ser realizada por aquellos dentistas que estén académicamente capacitados y tengan certificados que así lo avalen.
Acude a la consulta con pocos minutos de anticipación
Preferiblemente llega a la cita con unos 10 minutos de anticipación para que así estés en espera el menor tiempo posible. Otro consejo útil es programar la consulta un día que estés libre y de esta manera no tendrás premura y estarás relajado.